Como las fuentes de ingresos alternativas afectan el acceso a los productos financieros
¿Qué se considera una fuente de ingreso alternativa?
Las fuentes de ingreso alternativas son aquellas formas de generar dinero que no se basan en un trabajo remunerado en una empresa con una relación de dependencia y un horario fijo. Algunos ejemplos incluyen el negocio propio, el comercio electrónico, la inversión en bolsa, la propiedad de bienes raíces, la creación de contenido en línea, la prestación de servicios freelance, entre otros. Estas fuentes permiten a las personas tener una mayor flexibilidad en cuanto a su tiempo y a su ingreso, y pueden ser un complemento o incluso un reemplazo completo para un trabajo a tiempo completo tradicional.
Sin embargo por falta de regulación en alguno de estos medios o por el hecho de que cada persona que se maneja en estas modalidades es completamente responsable de sus propios trámites fiscales se generan fricciones a la hora de acceder a servicios financieros tradicionales
Problemas de registro y declaración de ingresos: Cuando una persona trabaja de forma alternativa, es posible que no tenga un registro formal de sus ingresos, lo que puede dificultar la declaración de impuestos y cumplir con las obligaciones fiscales.
Dificultades para obtener un préstamo: Muchas instituciones financieras requieren un registro formal de ingresos para otorgar préstamos, lo que puede dificultar el acceso a financiamiento para las personas que trabajan de forma alternativa.
Problemas con la seguridad social: Muchos trabajadores alternativos no están afiliados a un seguro social, lo que puede afectar su capacidad para recibir pensiones o atención médica en el futuro.
Según información de la CNBV (Comisión Nacional Bancaria y de Valores), el número de personas con historial crediticio negativo en México ha aumentado en los últimos años debido a la falta de pagos oportunos. Por lo tanto, un porcentaje significativo de la población mexicana tiene problemas crediticios. Aquellos más propensos a ser "invisibles” para el crédito son los inmigrantes recientes, los trabajadores de bajos ingresos y los jóvenes que no han tenido suficiente tiempo o oportunidad para construir un perfil crediticio. Por supuesto, esto lleva a un ciclo vicioso: si alguien no tiene acceso inicial al crédito, tampoco tiene manera de demostrar que puede permitirse pagarlo
Se estima que sólo alrededor del 50% de la población mexicana tiene un score crediticio establecido, Por otro lado, más del 56% de la población mexicana trabaja en la informalidad laboral, por lo que no puede comprobar sus ingresos o no tiene documentos que piden las instituciones financieras. En la práctica, esto significa que la mitad de los consumidores tiene dificultades para calificar para servicios financieros esenciales como tarjetas de crédito, préstamos para automóviles, hipotecas e incluso para alquilar un hogar. En la actualidad sabemos que un score crediticio tradicional no es un reflejo fiel de las capacidades de una persona. Afortunadamente, los avances en tecnología de obtención de datos pueden ayudar a revertir esta tendencia.
Las nuevas maneras de verificar los ingresos permiten a los consumidores compartir datos de fuentes alternativas, incluyendo estados de cuenta bancarios y plataformas de trabajos en formato “gig economy” como por ejemplo Uber, Didi, Cabify, Doordash etc. Esto no solo permite a los prestamistas evaluar la salud financiera y el riesgo de crédito en un nivel más profundo y preciso, sino que también les permite ampliar su mercado abordable a millones de consumidores generalmente excluidos del sistema de crédito.